Ahora somos 2

Si soy cuaima se abre a nuevas opiniones e invita a
una cuaima venezolana que habita en la espesura bonaerense. Veneno criollo con
calidad de exportación. Ahora pluralizadas y doblemente cuaimatizadas, decimos:
SI, SOMOS CUAIMAS... ¿Y QUÉ?


martes, mayo 01, 2007

Te saliste con la tuya Valérie Solanas

Creo que una de las frases más repetidas por la mujeres alrededor del mundo es: "¡No hay hombres!". A veces pienso que es un subterfugio femenino para esconder que lo enrrolladas que somos y de esta forma justificar la soltería en la nos encontramos que la mayoría de las que pasamos los veintitantos años.

Hace unos días, una de mis hermanas me dijo "es que no es mentira hermanita, los verdaderos hombres están en peligro de extinción". Sinceramente, no me cabe la menor duda... el 80% de la inteligencia emocional en la mayoría de los hombres se concentra en su pene y en los lugares en donde éste puede ser alojado; el otro 20% en quién sabe qué.

No estoy diciendo que no hay hombres que valgan la pena, pero hay una escasez casi deprimente de esos... Es una tarea interminable el buscar (o conseguir) un tipo que sea profesional, trabajador, decente, respetuoso, sensible, romántico, detallista... no existen... es casi imposible tener un carajo al lado con esas cualidades, o con la mitad de ellas.

¿Será que las mujeres no nos estamos proyectando de la forma correcta?... simplemente nos vestimos de súper tipas y nos nos importa nada, porque nos comemos el mundo apenas nos depertamos... Y aún así, llegan días en que queremos la compañía de un hombre que nos saque a pasear agarradas de la mano, o uno que pague una cuenta de vez en cuando, o que nos haga un masaje después de una jornada de trabajo.

Empiezo a pensar que Valérie Solanas (la que le disparó a Andy Warhol) tenía razón al decir que "los machos son lisiados emocionales", y a veces me parece que los hombres se creyeron todo lo que decía el Manifesto de la Organización para el Exterminio del Hombre, escrito por Solanas... y se están aniquilando ellos solitos.

Tarde o temprano van a terminar de desaparecer los hombres verdaderamente valiosos... ¡gracias Valérie! te saliste con la tuya.

3 comentarios:

Guillermo dijo...

Hola Cuaima!
Muy bueno tu blog, no lo habia visto antes :-)
Acerca de Valerie Solanas, yo si he notado que en los ultimos tiempos la mayoria de los hombres se han quedado como apabullados por las mujeres, que ahora son mas agresivas que antes. Poco a poco ves como empiezan a tener aficiones y costumbres que anteriormente eran relacionadas con las mujeres: depilaciones, manicure y una cantidad infinita de amaneramientos que llegan a dar escalofrios, jeje.
(No digo que uno no deba cuidarse y tal y que se yo, pero de alli a depilarse como un nadador...ejem, ya es como mucho).

Y esta otra cosa por alli, nuestra sociedad moderna llena de antivalores pone el tener, el dinero, lo material por encima de todo, por encima del amor, por encima de todas las cosas. Es maas importante para una mujer que el esposo le compre un apartamento que inclusive que la respete. Conozco casos en los que la mujer sabe que el marido le monta cachos, tiene hijos regados por alli, la maltrata...pero le da un fajo de billetes todos los meses para que la mujer cubra sus carencias con zapatos, carteras, relojes y hasta camionetas.
La gente quiere pasión, pero la puede sustituir fácilmente por dinero. La gente no se conforma con una persona atractiva y hasta bella, trabajadora, inteligente, fiel...si en la ecuación no hay una buena suma de dinero, no sirve. Parece que lo demas puede faltar, porque el dinero embellece, jeje.
(Y no es que a mi me falte y soy un resentido, es que todavia soy un romántico que piensa que el amor es lo mas importante).

Bueno, muy largo, esto parece un post ya, me despido pidiéndote que luches por lo que sueñas, que a pesar de sentirte cuaima, te dejes emocionar por el amor, que de repente te das un tortazo, pero disfrutaste estar volando. Como dije una vez por alli, el suelo es mas seguro, pero el cielo es mas hermoso :-)

Luli dijo...

Te mandaré el escrito de una amiga, es un poco largo pero vale la pena leerlo

Un abrazo

DEMASIADO TARDE

Conchi Izquierdo Marcos

Llevaba más de una hora sentado en la barra de aquella cafetería de moda, dándole vueltas a un vaso de whisky vacío. Fumaba un cigarrillo tras otro, y su mirada, lánguida y abatida, se perdía entre las colillas que yacían aplastadas en el cenicero.

- ¿Por qué esa cara, amigo? ¿No le trata bien la vida?- Oyó que alguien decía a sus espaldas

Mario volvió la mirada hacia aquel desconocido, y se topó con unos expresivos y serenos ojos azules. Era un hombre de unos cuarenta y cinco años de edad aproximadamente. De estatura mediana y constitución delgada. Tenía la piel clara y una sonrisa tan afable, que parecía iluminarle el rostro. Se fijó en sus manos bien cuidadas y su traje impecable. Luego le oyó pedir un café solo, mientras se sentaba en el taburete de al lado.

- Mi mujer me ha dejado.- Contestó apenas en un susurro.
- Entonces comprendo cómo se siente. Pero no se preocupe hombre. Seguro que aún no es demasiado tarde para una reconciliación.
- Dice que ya no me quiere. Que ha encontrado en otros brazos el amor que yo nunca le supe dar. ¿Y sabe que es lo peor de todo? Que tiene razón. Siempre fui un desastre para estas cosas. Me olvidaba continuamente de las fechas de nuestro aniversario y del día de su cumpleaños. Todos los días al salir del trabajo, me iba de cañas con los compañeros, y cuando llegaba a casa era tan tarde, que ella ya se había metido en la cama. Nunca salíamos con sus amigos porque a mí me parecían demasiado cursis, en cambio ella soportaba pacientemente el humor irónico de los míos. Jamás la acompañé al cine o al teatro, a pesar de que ella casi me lo suplicó en decenas de ocasiones. Nuestros gustos nunca coincidían, y al final siempre terminábamos cada uno por un lado.
- ¿Y ella no se quejaba?
- Claro que se quejaba, continuamente, pero a mí me entraba por un oído y me salía por el otro. Nunca la escuchaba. Siempre había algo en la televisión que era más importante para mí.
- ¿Tienen ustedes hijos?
- Ella quería tenerlos, pero yo siempre le daba largas. Siempre fui un inmaduro. En eso también ella tenía razón. Le decía que los hijos quitan mucha libertad. Ella siempre se conformaba. Ahora comprendo que fui un egoísta.




- ¿Por qué no va a verla y le pide perdón?
- Es demasiado tarde.
- Nunca es tarde para arrepentirse.
- Si lo es, pero ya no importa. Se ha enamorado de otro hombre. Además, no sé porque narices le estoy contando esto si ni siquiera lo conozco. Si ni siquiera sé su nombre.
- Perdóneme. Me llamo Pablo, ¿y usted?
- Mario. Usted parece un buen tipo ¿sabe? Supongo que estará casado y tendrá una mujer maravillosa a la que hace completamente feliz.
- No estoy casado. Al menos de momento. Pero si es cierto que amo a una mujer maravillosa, a la que procuro hacer feliz todos los días.
- Seguro que gasta mucho dinero en regalos.
- Se equivoca, amigo. A veces el mejor regalo es un simple te quiero, un poema dedicado o una flor. Ellas le dan mucha importancia a estos pequeños detalles.
- A mi mujer le gustan las rosas, pero yo nunca se las regalé. Le decía que comprar flores era como tirar el dinero.
- A mi pareja también le gustan las rosas. Las blancas son sus preferidas. Por eso le envío una rosa blanca todos los días al trabajo. Es cierto que se marchitan enseguida, pero cuesta tan poco verla feliz. A veces también le envío bombones y caramelos.
- Yo nunca acertaba con los regalos. Ni siquiera aquella vez que le regalé una pulsera de oro por su cumpleaños. Recuerdo que aquel día, llegue a casa pasadas las once de la noche. La encontré sentada frente al televisor llorando a moco tendido. “Seguro que has estado viendo uno de esos dramones que tanto te gustan.” Fue lo único que se me ocurrió decir. Saqué el estuche de mi bolsillo, y se lo tiré encima del sofá, diciéndole: “Ahí tienes tu regalo. No dirás que esta vez no me he acordado.” y me fui a la cocina a buscar una cerveza. Cuando volví, estaba intentando abrochársela, pero le quedaba demasiado pequeña. “¿A qué esta vez si he acertado? le pregunté con aires de machito satisfecho, y ella con lágrimas en los ojos me respondió: “Hubiera preferido que me llevaras a cenar a un lugar bonito.” La llamé desagradecida y ella sin decir una palabra más se fue a dormir. Yo me quedé viendo la tele hasta muy tarde y nunca más volvimos a mencionar aquel incidente.
- Las mujeres necesitan sentirse queridas. Si no se sienten vacías. Yo le recuerdo constantemente a la mía lo mucho que la amo.
- Yo nunca se lo decía. Esas cursilerías no van conmigo.


- A todas las mujeres les gusta oír cosas bonitas. Aunque ellas mismas sepan que no son del todo ciertas. ¿Es guapa su mujer?
- Cuando la conocí era la chica más guapa del instituto. Pero últimamente, apenas se arreglaba.
- Para mí, Elena es la mujer más guapa del mundo. Y ella sabe que soy sincero cuando se lo digo. Tiene unos preciosos ojos verdes y un pelo suave como la seda, pero su verdadera belleza se halla en su interior.
- No se lo va a creer, pero mi mujer también se llama Elena.
- Si que es casualidad. Por cierto- dijo mirando el reloj- he quedado aquí con ella. Debe estar a punto de llegar.
- No sabe como lo envidio. Ella debe quererle mucho.
- Rezo todos los días para que nunca deje de hacerlo.
- Bueno, yo me marcho. Ha sido un placer conocerle. Espero que sean ustedes muy felices.
- El placer ha sido mío. Espero que se arregle todo entre usted y su mujer.
- Gracias, pero ya es demasiado tarde. Ahora comprendo que he sido un imbécil y un egoísta. No merezco su amor. Estoy seguro de que será mucho más feliz con otro hombre. Adiós, Pablo.
- Adiós, Mario.

Al salir de la cafetería, Mario se encuentra frente a frente con su mujer. Los dos quedan mudos. Elena lleva un corte nuevo de pelo y se ha maquillado concienzudamente. Sus preciosos ojos verdes parecen aún más verdes que de costumbre, y sus labios invitan al beso. Mario piensa que Elena está muy guapa, pero no se lo dice.

- ¿Qué haces aquí? le pregunta él, con cierta timidez.
- He quedado con él, en esta cafetería.
Mario tiene un presentimiento. - No puede ser- piensa para sí mismo.- Sería demasiada coincidencia.


En su cabeza empiezan a resonar algunas frases: “A mi pareja también le gustan las rosas” “tiene unos preciosos ojos verdes” “para mí Elena es la mujer más guapa del mundo”.

- ¿Le quieres?
- Quiero a Pablo, tanto como llegué a quererte a ti un día. Solo que ahora mi amor es correspondido.

Ahora está completamente seguro.

- Él también te quiere. Estoy seguro de que te hará todo lo feliz que mereces ser.- dice besándola en la mejilla.

Elena no puede contener las lágrimas.

- Lo siento, Mario. Espero que algún día tú también encuentres a alguien que te haga feliz. Adiós Mario.

- Adiós Elena. Mi amor.

Anónimo dijo...

Yo diría más bien ¿Hay realmente mujeres?. Mi esperiencia personal es que yendo de buen tipo uno no se come una rosca. He conocido verdaderos imbéciles a los que no les ha costado encontrar novia y uno saca una conclusión: edad+ defensas bajas de ella es una buena
combinación. Y ser menos exigentes, que la mayoría de vosotras realmente no valen las atenciones y lo bajo a lo que hay que caer para llamaros la atención.