Ahora somos 2

Si soy cuaima se abre a nuevas opiniones e invita a
una cuaima venezolana que habita en la espesura bonaerense. Veneno criollo con
calidad de exportación. Ahora pluralizadas y doblemente cuaimatizadas, decimos:
SI, SOMOS CUAIMAS... ¿Y QUÉ?


viernes, septiembre 08, 2006

Fer y sus cadenas

Conocí a Fer Cadenas hace un tiempo en un local nocturno, hicimos click de inmediato. Definitivamente era un tipazo. Altísimo, moreno claro, cabello y ojos negros, con un cuerpo bien definido; amable, atento, caballeroso, Ingeniero en Sistemas, y sabía bailar. En fin, era el propio carajo al que te daría orgullo llevar a casa, a que pasara por las miradas inquisidoras de tu familia, pero tu, altiva, sostendrías su mano con firmeza para decir “mamá, te presento a mi novio”.

Fer y yo empezamos a salir, ¡por supuesto que no iba a pelar un partidazo como ese!. Las cosas no se podrían vislumbrar mejor con éste hombre. Se llevaba bien con mis amigos, era estable económicamente, y sexualmente ni hablar, quizás era el mejor que había pasado por mi cama en mucho tiempo. No éramos más que una parejita empezando, lo mejor de todo era que no había cursilería, nada de romanticismo absurdo de por medio, nada de flores ni de mensajes de textos de buenos días. Justo lo que necesitaba en ese momento, buena cama y ciertos detalles que hacían la relación única: TODO se limitaba al sexo y a la inmensa cantidad de licor que podíamos ingerir en una noche.

Después de unas cuantas semanas saliendo, Fer me dió una noticia: se iba al extranjero a hacer su postgrado. Lo que me dio fue una arrechera de puta madre, pero eso no fue lo peor en el momento que lo iba a confrontar me salió con una más terrible aún (no, no era casado): “cásate conmigo el año que viene, se que debo tener mis hijos contigo”.

¿Qué vaina es esta?- pensé - ¿En qué especie de subdimensión paralela había caído de manera súbita? ¿Cómo demonios el sabe que yo “debo” ser madre de sus carajitos?¿En qué piensa el pana? Y sólo alcancé a responderle con un trillado lugar común: “dame un poco de tiempo”. Fueron unos días de intensa agonía en dónde convergieron todos los pensamientos posibles en una mujer que jamás había pensado en el matrimonio, mientras Fer me pedía con insistencia que fuéramos a Ciudad Bolívar a conocer a su familia.

No puedo negar que la novelera que vive en mí y que todavía llora con algunas películas románticas, estuvo apunto de vencer la guerra… pero más pudo la que aún se jacta de que no pueden con ella... el otro rollo fue el cómo… ¿cómo demonios le decía a este pana que nada de nada?. Simplemente pensé: “mientras más rápido, mejor”. Pero no, no pude hacerlo, no se lo pude decir de frente, así que utilicé una técnica netamente masculina: la desaparición repentina en casos extremos. Y el universo me la puso demasiado fácil en el momento justo: se atravesó una operación de vesícula, de emergencia, y él estuvo unos 4 días en la clínica, y yo ni fui, ni lo llamé, por supuesto que cuando le dieron de alta no quería saber nada de mi.

Claro, hay más detalles en el medio, como por ejemplo que me dio sus tarjetas de crédito, y todas esas cosas, que ahora me hacen pensar que eran artimañas para amarrarme, pero lo que acabo de contar es el grueso de la historia.

Hoy en día, Fer está en ‘remanga la tuerca’, como dicen los cubanos, y yo sigo aquí en Caracas… solo pienso que sencillamente, Fer creyó que conmigo podía hacerle honor a su apellido, y encadenarme a un matrimonio con un poco de carajitos de por medio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

AMOL! que locura en serio jajajajaa que loco el pana, como que se tiro una de intenso!, me gusta mucho lo que escribes ademas que es divertido y en algunas cosas puedo identificarme.

Bueno se que muy pocas veces te digo esto pero... BENDICION TIA! jajajaja te quiero mucho, y aqui tengo la botella de mama juana esperandote!